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viernes, 10 de julio de 2009

PRODUCCION Zoomitografias


La serie Zoomitografías consiste en un conjunto de experiencias sobre los conceptos de micromundo y macromundo donde el principio del dibujo representa elementos anatómicos y refleja las relaciones formales entre los reinos de la naturaleza de una manera aleatoria, asociativa y azaroza.

Rodolfo Rojas-Rocha


METÁFORAS DE LA CIUDAD

Msc. Marta Rosa Cardoso

Historiadora de Arte

El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizajes continuos: buscar y reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio

Italo Calvino . Las ciudades invisibles

El “descubrimiento” del paisaje urbano que la historia adjudica al siglo XIX, a la mirada indagatoria de los pintores impresionistas, abre las puertas a un segmento temático que ha ocupado atención preferencial dentro del universo visual del siglo XX. La reflexión sobre las resonancias y consecuencias de la vida moderna ha dirigido la atención a los diálogos cambiantes que se han producido entre el hombre y los espacios que habita penetrando en la dinámica compleja de la ciudad industrial, sitio inequívoco de confrontaciones entre lo antiguo y lo moderno, el orden y el caos, lo individual y lo social.

Los referentes visuales que resultaron de estas preocupaciones nos muestran percepciones igualmente contrapuestas que dan fe de la diversidad de criterios interpretativos con los que se ha abordado la ciudad. Los albores del siglo XX se inician con la sustantivación de contrastes : si para los iniciadores del futurismo italiano la ciudad naciente contenía la esencia revolucionaria y esperanzadora que se fundamenta en el mito del progreso (La ciudad que sube ,1910 , Umberto Boccioni,) para los expresionistas alemanes, inmersos en un ámbito mucho más polémico sobre el posible destino de las nuevas metrópolis , el reto fue poner de relieve el conflicto existencial derivado de la anulación del individuo ante la potencia avasalladora de la máquina.“Me propongo plasmar la vida, la energía vital que se percibe en las multitudes, pero cuando más andaba entre los hombres, más sentía mi soledad” comenta a propósito Ernst Ludwig Kirchner cuya obra se caracteriza por representar ambientes lúgubres y angustiosos que devienen premonitorios del lado más oscuro de la nueva época. (Plaza de Berlín, 1914)

Cuando se explora lo acontecido en la segunda mitad del siglo XX, la imagen visual de la ciudad revela no haber desplazado estos desencuentros. Pero habría que señalar , que a ciertos énfasis descriptivos y posturas extremas que se evidenciaron en las primeras vanguardias , se han añadido procesos reflexivos y simbólicos de un mayor nivel de complejidad que, en todo caso, ponen en evidencia las modificaciones de los sistemas de percepción y representación igualmente complejizados en la dinámica contemporánea.

Hoy la ciudad, y las diferentes vertientes interpretativas de que ha ido objeto, es tema hegemónico de diversas disciplinas no artísticas, dada su indudable implicación como experiencia organizativa, económica y consecuentemente vivencial del mundo actual. Los pronósticos auguran que en el año 30 de este segundo milenio las dos terceras partes de la población mundial habitará en las urbes, por lo tanto, el hecho consumado y frecuentemente debatido de las negatividades que se derivaron de las metrópolis modernas incorpora hoy otras tantas reflexiones reivindicativas de su potencial como eje del progreso y espacio ideal para nuevas formas de vida, solo que apelando a reorganizar los planteamientos fundacionales : se insiste en la necesidad de equilibrar lo industrial y tecnológico con lo natural y ecológico, al tiempo que en “sanear” las consecuencias de los procesos de fragmentación que convirtieron en espacios excluyentes la ciudad y el campo, el centro y las periferias y que terminaron por convertirse en agentes generadores de conflictos sociales de máxima intensidad como el incontrolable incremento demográfico de las metrópolis, los permanentes procesos migratorios y la sostenida confrontación entre grupos dominantes y subalternos.

Consecuentemente, en el complejo y versátil panorama de las artes visuales de las últimas décadas la ciudad ha sido eje directriz de no pocas experiencias curatoriales y ha funcionando como estrategia argumental en el discurso de numerosos artistas procedentes de diversas latitudes dada su eficacia como pretexto para insistir en posturas críticas , alternativa generadora de acciones interdisciplinarias y motivación para propuestas de creación experimentales.

Nos referiremos a la mirada de tres creadores latinoamericanos cuyas obras ilustran zonas de interés en el amplio repertorio interpretativo que el tema suscita y, sobre todo, ponen en evidencia la particularidad de una época en que la diversidad del entorno cultural hace convivir percepciones de orientación científica , poética o cuestionadora, distinguibles solo por la génesis de la aproximación.

La ciudad como organismo

La desestructuración del pensamiento lineal constituye uno de los retos de nuestro tiempo. La racionalidad, erigida como emblema de la cultura occidental , hoy se encuentra en franco proceso de crisis El entendimiento de la existencia humana como parte de un cosmos - que esencialmente desconocemos - ha conducido a explorar escabrosos caminos que corresponden al universo de lo intangible y ha generado en el ser humano incertidumbres que se expresan en el desplazamiento de las certezas en virtud de las probabilidades.

Comprender la ciudad como un organismo vivo, abierto, inabarcable, como un universo en permanente estado de metamorfosis, ha sido motivación en la serie Zoomitografías de Rodolfo Rojas Rocha (Costa Rica, 1968) en la que el artista se ha propuesto hacer visible la inoperancia de la fragmentación y la pertinencia de la cercanía entre lo individual y lo cósmico sugerida a través de vínculos entre lo artificial y lo natural .

Compone imágenes híbridas en las que contrastan, al tiempo que conviven, formas geométricas ascendentes y motivos orgánicos que las desbordan y que se inspiran en el estudio minucioso del cuerpo humano que explora como sistema micro y macroscópico en constante movimiento.

En estas piezas el cuerpo es la metáfora de la ciudad. Es entendida como espacio mágico de interconexiones, de aleatoreidades, de complicidades y de memorias. Curiosamente el modelo referencial de lo orgánico es el músculo, masa sólida que recubre el cuerpo, agente potenciador del sostenimiento y la fuerza. Sin embargo las figuras, que se presentan como inconclusas, remiten a las estructuras cambiantes de la Naturaleza y desencadenan sensaciones en las que no reconocemos qué es qué.

En la inconclusión de las formas se descubren sucesiones que atestiguan un permanente proceso evolutivo. Se alternan los orígenes de la existencia con la superposición de tiempos históricos y , aunque el creador atestigua su indagación en los diseños recurrentes de las culturas precolombinas, lo que se visualiza en esta serie es la certeza de convivir con un proceso infinito de cambios y readaptaciones en el que el reto mayor es el de la subsistencia. Mas que la opción recuperativa de las formas antiguas , esta mirada contiene la esencia del pensamiento ancestral: la dimensión inabarcable del cosmos que habitamos que se modifica y evoluciona , constantemente, como consecuencia del diálogo entre contrarios antagónicos . La abstracción como lenguaje aleja de lo descriptivo a estas piezas , razón por la cual las imágenes ni asfixian , ni agobian , más bien involucran al espectador en una hibridación potente y esperanzadora - de matices alucinantes - que deviene símbolo universal de la capacidad adaptativa del núcleo generador de nuevas épocas : la ciudad.

En Zoomitografías, hombre – naturaleza, naturaleza y ciudad son entes biológicos transformándose en un tiempo y espacio inaprehensibles que contienen en sus entrañas la vorágine de sucesos que los laceran y los embellecen, que los limitan y los eternizan.

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El dibujo de Rodolfo Rojas-Rocha

*Por Luis Fernando Quirós para el catalogo Los actores del arte centroamericano de ArtMedia Editores.

http://www.teletica.com/noticia-detalle.php?id=12481&idp=1

En el pasado, el dibujo era utilizado sólo como “inisión” del proceso de la obra -fuera pintura, escultura, grabado-, los creadores hacían estudios del cuadro, de la escultura, de la orfebrería o la cerámica, con trazos que captaban su imaginación y ofrecían sustento a esa insondable creatividad que caracteriza al artista de siempre. Un dibujo les permitía experimentar una visualización previa de lo que deseaban hacer, y a partir de ese ejercicio ajustar dicho “todo” armonioso y sistémico que constituye la obra de arte. Sin embargo, la historia también nos revela a grandes dibujantes que en ocasiones nos impresiona más su concepción dibujística como obra en sí misma que su quehacer pictórico; ejemplo de esta afirmación son los maestros del Renacimiento: quién no ha apreciado la fortaleza del autorretrato de Leonardo o sus dibujos de planeamiento militar e ingeniería, para citar sólo alguno.

El dibujo se sostiene como una manifestación autónoma, son trazos portadores de la identidad del artista, son su firma propia, su huella, componen su presencia, son su memoria y por ende personalidad -indumentaria o técnica-, con la cual se presentan al universo del arte actual.

Rodolfo Rojas Rocha es uno de esos artistas que se distingue por su trazo, por sus construcciones rizomáticas, por el imaginario de sus “zoomithografías”, por la diversidad de sus calidades tonales, por su gesto ataviado de sensibilidad vibrante y energía expresiva. Y digo “construcción rizomática” en tanto estimula a encontrar nuevos brotes y raicillas que pivotéan entre esas masas cargadas de fuerte tectónica, o a veces poética transparencia. Las criaturas que elabora y con las cuales crea ese imaginario fantástico son tan sólo manchas orgánicas que se dibujan o desdibujan entre su incesante movimiento de ir y venir hacia la profundidad; a veces se desvanecen o por el contrario toman cuerpo en el campo para marcar un ciclo del “continuun” vivencial, como cuando el agua nos detiene a verla pasar y quizás tener la certeza de que no la veremos más, pero volverá a fluir eternamente luego de evaporarse por las fricciones del torrente para volver a caer en forma de lluvia o brotar desde el fondo de los manantiales acuíferos.

Los dibujos de Rojas Rocha me deleitan y motivan a sentir ese imaginario que los puebla. He seguido con atención su carrera desde que él era estudiante de la Escuela de Artes Plásticas de la UCR y desde esos años me encantaba la reinterpretación de sus referentes y la apropiación de su lenguaje profundo y transparente, fluyente e incesante.

Luis Fernándo Quirós. Reconocido curador de arte y diseño costarricense. Profesor universitorio y pedagogo de la educación del diseño.

http://www.blogger.com/profile/04249032308997204848





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