De la Educación Artística a las Ferias de Arte
M.A. Rodolfo Rojas-Rocha
Artista visual, docente universitario e investigador
1-El artista y la educación del arte: aspectos históricos
La trayectoria del artista visual se genera a partir de la educación técnica, ya sea a través de los medios autodidácticos o la educación formal o académica que acelara procesos y aprendizajes de técnicas, materiales y teorías. Pero no debemos olvidar que esta necesidad de repensar los fundamentos de la Educación Artística con los procesos de intermediación no es un fenómeno nuevo.
A lo largo de la historia de esta disciplina escolar se han planteado diferentes propuestas que se han validado dentro de los sistemas económicos y políticos, que han estado sustentada en uno o varios enfoques educativos y en nociones de arte, así como en una serie de teorías que han servido de un fundamento epistemológico a tales perspectivas. Además de unas condiciones sociales que han reclamado estos cambios como necesarios (Freedman y Hernández, 1998). Así, la tradición de la copia (de láminas, de esculturas en yeso, del natural) estaba basada en la idea de mímesis, en la propuesta de que el arte debía imitar a la naturaleza (Tatarkiewicz, 1988). Tenemos los Salones Nacionales franceses donde las élites económicas veían esos espacios como legitimación de valores de belleza, del gusto y refinamiento.
La perspectiva expresionista se fundamenta en las propuestas del psicoanálisis freudiano (liberarse de los traumas), el auge de la creatividad y en la posición dentro del campo de arte que sostenía que éste tenía que reflejar su esencia (la forma se transforma así en contenido, la voluntad del artista en referente esencial del arte) y en la psicología del desarrollo (las etapas) (Agirre, 2001). Con el desarrollo de las vanguardias el mercado del arte se vió ante la sorpresa de adaptarse a los nuevos medios y las formas de coleccionismo. A partir de 1945 cuando el centro de la producción de las metrópolis pasa a New York y las estrategias de mercadeo se integran al modelo de intercambios y de influencias curatoriales vinculadas con los procesos curatoriales donde lo importante es la recepción y por tanto la educación debe de estar orientadas al conocimiento de la historia del arte y la teoría del arte.
La perspectiva del DBAE (educación por disciplinas) apoya este fenómeno cultural y si se vió influenciada por el éxito de la propuesta de Bruner (1966,1974), en la que planteaba la importancia de enseñar la estructura de las disciplinas y que el conocimiento escolar había de ser, por tanto, de base disciplinar. En el caso del arte, este conocimiento proviene de la historia del arte, la práctica, la estética y la apreciación. Desde la recepción y la crítica se enfrentaba al estudiante y al futuro coleccionista y receptor de arte a entender los mecanismos del sistema del arte. Por otro lado, la perspectiva formalista y de la enseñanza del lenguaje del arte en la semiótica estructuralista y en las propuestas de los artistas de la Bauhaus que unieron el arte con el mercado en la sociedad industrial. (Hernández, 2001).
La educación artística y el sistema del arte
El sistema del arte está compuesto de productores, distribuidores y receptores. La educación artística abarca todos estos campos, pero especialmente se ha enfocado por tradición en la producción. En la adquición de técnicas, formas y estrategias significativas como mensajes dentro este proceso la educación tiene motivos completamente distintos a los del mercado en el sentido romántico de la palabra, pero también comparte aspectos en común. Como el entrenamiento de técnicas productivas que generan obras para ser insertadas en el mercado. Sin embargo, la educación artística no prepara vendedores sino personas sensibles con actitudes, destrezas y habilidades propias de su medio que necesitan de esas intermiaciónes para tener éxito comercial.
El arte es un espacio social que produce objetos susceptibles de circulación simbólica que tiene sus intermediaciones y sistemas de recepción. La educación no solo es para los artistas sino para todas aquellas audiencias que quieran acercarse a las prácticas y para los que desean coleccionar. Educación y estética, por tanto modelan los gustos y el mercado.
¿Qué relación hay entre los coleccionistas y la educación?
Para valorar la actividad de los marchantes, galeristas y críticos quizá debería conseguirse algo imposible, como es poder discernir en qué medida se interesan por el arte y en que otra sólo por la especulación y el negocio. La educación del arte prepara a profesionales que entren al medio y por tanto permite generar artistas que podrían estar dentro de este sistema, a pesar de que por tradición vanguardista del siglo XX ha existido una contradicción entre novedad y mercado, arte contestatario y coleccionismo.
La educación también condiciona la adquisición de obras y permite la valoración de los procesos y los contenidos. Actualmente esas barreras se han dilucidado ya que encontramos artistas vanguardistas con obras de gran fuerza social pero que se integran a la seducción de la mercantilización. Y como decía Benito Oliva la vanguardia de la posmodernidad es el mercado. Entonces nos preguntamos ¿ Son las ferias de arte los nuevos salones nacionales que marcan pautas, valores y tendencias? ¿ Es necesario preparar a los futuros artistas a enfrentarse a las ferias de arte o al mercado? Existen muchos puntos encontrados ya que el arte a veces rompe hasta con sus propios barreras. Va más allá de sus principios y cuestiona hasta su evolución.
Coyuntura simbólica y demanda de arte.
Una feria es uno de los más claros ejemplos de relación entre la economía, la oferta, la demanda y el arte. El mercado artístico es un sistema de intercambio de símbolos contemporáneos que se incluyen en la dinámica económica y la transacción de valores estéticos. Pueden venderse desde lámparas art deco hasta edificios posmodernos con exploraciones experimentales que van desde la música hasta la animación o el video arte proyectado. El patronazgo es la demanda, convive con la producción simbólica de los artistas ya que aprovecha las ventajas de la economías de los símbolos para obtener beneficios financieros y de marca. Este se va abriendo paso a medida que se debilitan los sistemas de patronazgos tradicionales, y la relación entre los patronos y los artistas deja de ser tan estrecha y directa como antes.
Otro aspecto a tomar en cuenta son las técnicas de ventas en las ferias que se han diversificado haciendo cooperaciones que incluyen el espacio urbano corporativo, por ejemplo Arte Bassel que incluye actividades con el comercio de los alrededores a través del lovemarking. En la reciente feria de Bassel en Miami Beach se modifican la posición del artista y su relación educativa con el público masivo. Y nos preguntamos ¿Es necesario una educación de recepción o una recepción educativa? ¿Cómo podemos leer a a los centroamericanos Federico Herrero o Lucía Madriz si exiten públicos con distintos niveles educativos?
En fin, la feria de arte es un espacio de intermediación con cierto nivel de novedad que se ha convertido en un lugar donde artistas, intermediarios y consumidores se encuentran para tramitar símbolos y dólares. La educación artística entrena de una forma indirecta a los productores y los marchantes quienes ven una oportunidad de negocio en la creatividad, los productos, los espacios y todos las diferentes variaciones de las artes visuales.
Desde este somero análisis las viejas preguntas salen a colación y que trato de responder en este artículo: ¿La educación de las artes visuales en la actualidad puede tomar su fundamentación de los estudios sobre los procesos recepción e intermediación? ¿La apreciación artística se vincula fuertemente con el mercadeo y coleccionismo, y es ahí donde se hace presente el conocimiento del mercado del arte? ¿Un mercado requiere conocimiento de los bienes que se intercambian? ¿El arte se convierte en un bien cultural, en un capital simbólico susceptible de ser educado?.
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